Declaración de Principios sobre Ética Periodística
"Los cínicos no sirven para este oficio"
Ryszard Kapuscinski
Ryszard Kapuscinski
El Sindicato de Prensa Rosario impulsó, desde hace años, diferentes
iniciativas y debates relacionados con la problemática de la ética en el ejercicio
laboral. Pero fue en 2006, con el profundo conocimiento de los malestares que
se expresaban desde el interior del gremio y también desde la sociedad que
reclamaba el comportamiento adecuado de quienes somos nexos indispensables
entre la información y el público, que se dio un proceso de discusión más
profundo. Sobre la base de ese intercambio, de los aportes individuales y
colectivos de los trabajadores de prensa, se elaboró la que primero fue una
propuesta y luego el texto final de la Declaración de Principios sobre Ética
Periodística que tiene como eje central la búsqueda de la verdad como primer
compromiso.
No ignoramos que la historia del periodismo y de quienes somos
periodistas en la Argentina, es parte de la más general del país, de la región
y de la propia ciudad, por cuanto no es posible ignorar que el contexto
histórico y social determinó, y lo sigue haciendo, muchos de los mejores y
también de los peores rasgos del trabajo con la información a la que
consideramos un derecho humano y un bien social.
Ya pasaron muchos años del sangriento golpe militar de 1976 y del
proceso previo y posterior por el que murieron cerca de 130 periodistas, pero
justamente porque hablamos de ética no podemos dejar de decir que no se
escucharon todavía las autocríticas de las empresas y de las personas que
impulsaron la mentira, sostuvieron el ocultamiento y callaron lo que debían
decir. Actitudes complacientes, o más aún cómplices con la dictadura, tuvieron
su contraparte en quienes trabajaron y perdieron la vida a partir del
compromiso por mostrar la verdad, romper el aislamiento que supone la
incomunicación y contar los hechos de la realidad sin tamices ni medias tintas.
El debate sobre la ética no termina. Es más, debe renovarse cada día con
propuestas superadoras sobre nuestro propio comportamiento y el de-safío que
significa mejorar y dignificar el ejercicio profesional en un contexto más que
complejo y muchas veces adverso en el que desarrollan su labor los trabajadores
de prensa.
Consenso para una autorregulación
Nuestra Declaración de Principios sobre la Ética Periodística está
dirigida a todos los periodistas, sin distinción de los medios en los que
trabajamos porque todos lo hacemos con la información, ese derecho humano
fundamental que posibilita el conocimiento y el ejercicio de otros derechos. La
tarea de reflexión y debate no tiene, como dijimos, un punto final, porque
además decidimos que sea el mecanismo de la autorregulación el que consagre los
principios que aquí enumeramos, como rectores individuales y colectivos.
Consideramos a la ética como un proceso de construcción, enriquecimiento
y creatividad permanente y al acto de responsabilidad individual como una
instancia que debe completarse y ampararse en la actuación colectiva. De allí
que creemos importante contar con este instrumento que es la Declaración de
Principios que permita la ubicación y también la invocación ante los dilemas
profesionales.
El Sindicato de Prensa Rosario expresa aquí su compromiso institucional
de continuar trabajando para que el deber ser de los periodistas se constituya
en un objetivo posible, ya que el contexto de la tarea diaria está poblado de
limitaciones y recortes a la libertad de expresión, de episodios de censura y
actitudes que desde los poderes públicos y privados promueven la autocensura e
indagan de manera permanente sobre las debilidades que conducen a
comportamientos antiéticos. Justamente esos comportamientos afectan las
individualidades, pero también la credibilidad del trabajo periodístico y
lesionan el derecho a la información de toda la sociedad.
Esta Declaración de Principios sobre Ética es una invitación a que cada
periodista la apropie y la defienda con las herramientas de la organización: la
formación, la capacitación permanente y la solidaridad como principio y
fortaleza de los trabajadores. Como dijimos más arriba, la adopción del
mecanismo de la autorregulación contiene la expresa oposición a la creación de
tribunales de disciplina. No será el recurso punitivo el que contribuya a la
solidez de las convicciones y de la actuación profesional. La elección de la
autorregulación es, además, y en sí misma, una definición de expreso rechazo a
la intervención de los poderes públicos en la regulación de la ética
profesional. Esa injerencia sería condicionante y limitativa de la libertad de
expresión y del derecho a la información contenidos en nuestra Constitución y
en los pactos internacionales incorporados a ella.
La precarización, la flexibilización y el fraude laboral operan contra
la ética profesional que aprobamos sostener y mejorar. Por eso reivindicamos
todos los contenidos del Estatuto del Periodista Profesional (Ley 12.908) y la
aplicación del Convenio Colectivo de Trabajo como forma de protección de los
periodistas. Salarios dignos, condiciones y medios de trabajo adecuados son
requisitos fundamentales para la calidad e independencia en nuestra tarea.
Responsabilidades de los medios y del estado
La información es un derecho humano y un bien social que se debe
proteger. Las empresas de la comunicación no pueden, entonces, ser concebidas
sólo como grandes negocios cuya finalidad última sea la acumulación de poder
con vistas a la obtención de mayores ganancias. Por el contrario, corresponde a
los medios una profunda responsabilidad social porque a diario aportan la
información con que la sociedad construye gran parte de su visión del mundo y
toma las decisiones que le competen.
Por eso no excluimos a las empresas del deber ético, sino que sostenemos
que deberían mantener una actitud activa para que a través de sus líneas
editoriales, de la formación y la capacitación de sus dependientes, se
comprometan en la permanente búsqueda de la verdad, en el respeto por la
pluralidad ideológica, en la tolerancia por las diferencias y en el impulso por
el debate de ideas.
La sociedad destinataria de la información también tiene el derecho de
conocer quiénes son, en cada caso, los verdaderos dueños de los medios de
comunicación, un hecho que aportará a la transparencia. En este punto el Estado
tiene una responsabilidad que cumplir y no lo hizo. También en cuanto a regular
el nudo central de la problemática de la comunicación social: quiénes pueden
acceder y de qué manera a la propiedad de los medios para evitar el poder
monopólico y asegurar la pluralidad informativa.
La falta de una Ley de Radiodifusión para la Democracia y de otra que
permita el acceso a la información pública son deudas impostergables y con las
que hasta ahora ninguno de los gobiernos constitucionales se quiso comprometer.
Por el contrario, esos mismos gobiernos apelaron a distintos mecanismos para
reafirmar la estructura concentrada y cada vez más alejada del equilibrio y la
existencia de voces múltiples.
Nuestra Declaración de Principios sobre la Ética queda así expuesta para
conocimiento de todos los periodistas, de los poderes públicos y del conjunto
de la sociedad con el objetivo del mejoramiento del ejercicio profesional, en
resguardo de la libertad de expresión y del derecho a la información.
PRINCIPIOS
La información y las fuentes
- Los periodistas tenemos como
primer deber el trabajo por la búsqueda de la verdad, la transmisión de
los hechos tal como ocurren y en el contexto en el que suceden, siempre a
través de medios lícitos y legales. El público debe conocer la manera en
que obtuvimos la información.
En este sentido los periodistas debemos verificar el origen de la
información recogida y la consulta de todas las fuentes disponibles para
transmitir al público esa verdad invocada. Es importante advertir cuando no fue
posible realizar la consulta de alguna fuente considerada importante por el
tema tratado.
El rechazo a falsear o parcializar información es una actitud
indispensable. Tomados todos los recaudos en la búsqueda de la exactitud, sólo
el error involuntario en la información puede tolerarse con la inmediata
voluntad por subsanarlo.
Los periodistas deberemos hacer todo lo posible, y plantear ante los
niveles jerárquicos, la necesidad de rectificar cualquier información que se
haya revelado de manera inexacta y permitir su corrección.
- Los periodistas trabajaremos
para que la fuente consultada acepte que se la identifique. De no ser así
deberemos consignar que se reserva esa identidad en uso del derecho-deber
ético del secreto de las fuentes de información, que no cederá ni siquiera
ante la requisitoria judicial o en juicio. La excepción puede constituirla
el hecho de que esa reserva se utilice como recurso para canalizar
informaciones falsas.
El secreto profesional puede dejarse de lado cuando la fuente nos releve
del compromiso ético. Entendemos que como ningún derecho es absoluto deberá
resignarse cuando aporte a preservar la vida humana.
Cabe aclarar que en la protección de las fuentes de información deben
incluirse los apuntes personales, las grabaciones y cualquier registro del
periodista realizado en distintos soportes.
Esta Declaración incluye el compromiso institucional y colectivo de
rechazo y reacción ante las presiones y acosos que pretendan la violación del
off de record o la identificación de las fuentes por parte de los periodistas.
- Los periodistas no somos
agentes secretos ni espías y expresamente rechazamos la obtención de
información a través de métodos que importen negar o no manifestar nuestra
condición de trabajadores de la comunicación, utilizar dispositivos o
recursos tecnológicos ocultos, o pagar para obtener información.
Deberemos poner en conocimiento del público el uso de alguna de las
formas que justamente no se adecuan al párrafo anterior -tal el caso de una
cámara oculta cuando medie autorización judicial- y cuando haya sido
absolutamente justificado.
El entrevistado debe saber que habla con un periodista, que se lo está
grabando -aun cuando la conversación sea telefónica- o que una cámara está
encendida.
El periodista y su conciencia
La relación con sus pares y el medio
- La utilización de fragmentos
textuales o modificados en algunos pasajes sin citar la pertenencia de su
autor constituye plagio, es una práctica desleal para con quien trabajó el
tema y también para con el público. Las atribuciones deben ser claras y precisas.
- El trabajo periodístico no
significa sumisión de conciencia, por el contrario el hecho de trabajar
para una empresa que tiene su línea o determinación editorial no implica
que se deban dejar de lado convicciones y principios, cualquiera sea la índole
de los mismos. No podremos ser obligados a escribir sobre aquello que nos
violenta en esas convicciones o principios o que sabemos que no responde a
la verdad. Tampoco seremos obligados a firmar las producciones a las que
se hubiera modificado por sobre los criterios habituales que responden a
la coherencia de una edición. Estas razonables y fundadas negativas no
podrán justificar, por parte de las empresas para las que trabajamos,
sanciones de ningún tipo.
Los periodistas tenemos derecho al respeto por la integridad de nuestras
producciones y al reconocimiento de nuestra creación intelectual. Este derecho
comprende el de permanecer anónimo o valernos del uso de un seudónimo.
La cláusula de conciencia -que comprende lo enumerado en este ítem-
podrá ser invocada de manera individual, pero esta Declaración de Principios
incluye el compromiso de reclamar y gestionar, junto a otras organizaciones del
país, para que las empresas reconozcan nuestro derecho a disentir con la línea
editorial y que ese disenso pueda ser expresado por el mismo medio cuando en
asamblea de trabajadores la mayoría lo solicite.
- Rechazamos la censura y las
diversas formas de presión y condicionamiento que generan autocensura.
Debemos denunciar estos mecanismos y tomarlos como problemas que afectan
al conjunto de los trabajadores de un medio en cuanto al compromiso con la
verdad.
- Los periodistas
distinguiremos la información obtenida de distintas fuentes de aquellas
expresiones que son nuestras opiniones personales. Tenemos todo el derecho
de emitirlas, pero con la aclaración de que así lo hacemos.
- Los periodistas debemos
rechazar el ejercicio de funciones, tareas y beneficios que nos coloquen
en situación de vulnerabilidad respecto de nuestra independencia e
integridad profesional.
- La aceptación de viajes que
sean pagados por organizaciones privadas o espacios gubernamentales
condiciona la independencia de la información. Es conveniente que sea el
medio de comunicación el que se haga cargo de los costos de las coberturas
y que la tarea del periodista sea ejercida en cuanto a lo que prevé el
convenio colectivo de trabajo. Cuando no sea de esa forma las crónicas de
viaje deben dar cuenta de que formamos parte de una comitiva solventada
por esferas públicas o privadas.
- Los periodistas no aceptaremos
dinero ni regalos por publicar información. En este último caso deberemos
rechazarlos explícitamente, tal vez con la excepción de aquellos de poco
valor económico.
- Los periodistas no debemos
utilizar de manera anticipada y en beneficio propio las informaciones que
conocemos. Cuando existe un interés personal sobre una información o nos
sentimos ante un conflicto que nos pone en situación de vulnerabilidad,
debemos excusarnos de trabajar en el tema y pedir ser reemplazados por un
colega de la redacción.
El periodista y la sociedad
- Los periodistas debemos
defender el sistema democrático, la pluralidad informativa y el pleno
respeto de los derechos humanos. El trabajo profesional no puede nunca
poner en riesgo estos principios, por el contrario debemos denunciar los
hechos que atenten contra los mismos.
- Los periodistas no somos
auxiliares de ningún poder del Estado, ni fiscales ni mediadores. El
cumplimiento de nuestra responsabilidad, mostrar la verdad y lo que ocurre
en la realidad, ya son aportes de suficiente importancia y responsabilidad
social que no debemos mezclar con otras tareas. La obtención de
información no podrá nunca poner en riesgo el valor de la vida.
- Cuando una información se
haya revelado de manera inexacta favoreceremos la posibilidad del derecho
a réplica por parte de quien se sienta afectado.
- Los periodistas respetaremos
el derecho a la intimidad y la privacidad de las personas y en ese deber
incluimos a sus parientes, familiares y amigos. Sólo abordaremos aspectos
de la privacidad de las personas públicas cuando ellas mismas los
expongan, cuando con sus comportamientos contradigan valores y principios
que públicamente defienden o afecten el interés público.
Extenderemos este deber hacia las personas privadas en respeto de su
intimidad, con la sola excepción que consideremos imprescindible dar cuenta de
algún aspecto porque sus comportamientos adquieren relevancia pública o porque
hubiesen decidido, de manera voluntaria, exponerse a la opinión pública.
- Los periodistas respetaremos
el principio de inocencia de todo imputado, las identidades de menores y
víctimas de delitos sexuales y trabajaremos alejados de las palabras,
descripciones, fotografías e imágenes que ingresen en el terreno de la
morbosidad y el sensacionalismo. Del mismo modo trataremos que no se
publiquen los casos de suicidio a menos que uno, o más hechos, sean
tomados como demostrativos de una tendencia social o de una problemática
específica que juzguemos, o lo haga el editor, importante poner en
conocimiento público.
- Los periodistas sólo
mencionaremos cuestiones que tengan que ver con las etnias, las creencias,
el estado civil, las discapacidades o capacidades diferentes y la
orientación sexual e identidad de género de las personas, cuando sea
estrictamente necesario para la comprensión de la información a brindar.
Por lo tanto, evitaremos utilizar materiales que aporten a la
discriminación, la xenofobia y los prejuicios.
- Los periodistas no
utilizaremos lenguaje sexista, por el contrario nos esforzaremos en el
empleo de formas inclusivas, que colaboren en la eliminación de los
estereotipos hacia las mujeres y asimilaremos expresiones que tiendan a la
igualdad de oportunidades y al equilibrio entre los sexos.
- Los periodistas trabajaremos
individual y colectivamente contra las restricciones en el acceso a las
fuentes de información pública. Lo haremos porque el ejercicio de ese
derecho mejorará el trabajo periodístico y porque corresponde a todos los
habitantes.
- Los periodistas no podemos
ser indiferentes ante el respeto por los valores universales y la
diversidad de las culturas. Por lo tanto, nos esforzaremos por cultivar la
paz, la democracia, los derechos de mujeres y hombres, el progreso social,
la liberación de cada pueblo y el derecho a preservar su identidad y
autodeterminación.
- El trabajo por un nuevo
orden internacional, nacional y regional de la información es parte del
compromiso de los periodistas que concebimos la información como un
derecho humano. Ese compromiso incluye el trabajo contra los monopolios y
la concentración de la comunicación en pocas manos, que niegan la
democracia informativa y la pluralidad de voces.
- Los periodistas nos
esmeraremos por promover el acceso de todos los sectores sociales a la
comunicación, por darles la palabra y tomaremos sus preocupaciones y
problemas consultándolos directamente y no valiéndonos de los partes
oficiales sobre las problemáticas que los afectan.
Junio de 2007.-
Comisión en Defensa de la Libertad
de Expresión y del Trabajo Periodístico
SINDICATO DE PRENSA ROSARIO
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